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Vladimir Guerrero Jr. y su rivalidad con los Yankees: una historia que va más allá del béisbol

El “odio” deportivo de Vladimir Guerrero Jr. hacia los Yankees de Nueva York no nació de la nada. Según el propio jugador, su antipatía hacia el equipo más emblemático de las Grandes Ligas se remonta a su infancia, cuando acompañaba a su padre, el legendario Vladimir Guerrero Sr., durante su etapa con los Expos de Montreal. En una ocasión, durante una visita al Yankee Stadium, se le habría prohibido estar en el terreno de juego, mientras que a los hijos de los peloteros de los Yankees sí se les permitía. Aquel episodio, aparentemente menor, sembró en él una sensación de exclusión que con los años se transformó en una rivalidad personal.

Guerrero Jr. no ha ocultado ese sentimiento. En distintas entrevistas ha sido enfático al decir que nunca jugaría para los Yankees. “Me gusta jugar en Yankee Stadium, me gusta ‘matar’ a los Yankees. Nunca firmaría con ellos, ni muerto”, declaró en una conversación con el creador de contenido dominicano El Dotol Nastra. Esa actitud desafiante no solo ha calado entre los fanáticos, sino que ha marcado un sello competitivo que se refleja cada vez que enfrenta al conjunto del Bronx.

Sus números contra los Yankees hablan por sí solos. En temporada regular, Guerrero Jr. batea .302 con 22 jonrones y 74 carreras impulsadas en 102 partidos. En el Yankee Stadium, su rendimiento es aún más impresionante: promedio de .311, porcentaje de embasarse de .376 y slugging de .637, con 17 cuadrangulares. En pocas palabras, se ha convertido en un verdugo constante del pitcheo neoyorquino, demostrando que su “odio” deportivo se traduce en producción y dominio.

La cúspide de esta rivalidad llegó en la Serie Divisional de la Liga Americana 2025, donde el dominicano brilló con fuerza. En esa serie, Guerrero Jr. bateó para .529, conectó tres jonrones y remolcó nueve carreras, siendo pieza clave para la eliminación de los Yankees. Con esos números, su promedio histórico ante Nueva York, incluyendo playoffs, asciende a .312, con 25 cuadrangulares y 83 impulsadas en 106 enfrentamientos.

En las Grandes Ligas, las rivalidades más intensas suelen ser entre equipos —como Yankees y Medias Rojas—, pero la que ha forjado Vladimir Guerrero Jr. es distinta: es una rivalidad personal, emocional y sostenida con hechos dentro del campo. Lo que comenzó como una herida infantil se convirtió en un motor competitivo que alimenta una de las historias más singulares del béisbol moderno. Y mientras siga produciendo con ese nivel ante los Yankees, parece que, como dice el refrán, “la bola pica y se extiende”.

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